Si en estos momentos te hiciera la sugerencia de que cierres tus ojos y que te sientas cómodo en el asiento que estás porque vamos a meditar, es posible que tus primeros pensamientos sean parecidos a: “Debería llevarle la corriente?”, “Qué iremos a hacer?”, “Será confiable?”, “Cuánto tiempo me llevará? Porque tengo cosas que hacer”, “puede ser divertido”, “tengo hambre”, “dónde estará mi marido en este momento?”, y otros etcéteras.
Estamos pensando todo el tiempo. Una vez un autor dijo que teníamos unos 90.000 pensamientos diarios. Con un cálculo promedio y un poco de humildad, llegué a calcular que podría llegar a unos 20.000 pensamientos por día, con viento a favor. Es mucho o poco? La meditación me hará pensar menos?
Nos enseñaron que pensar era importante, que era sinónimo de inteligencia. Lo que no nos dijeron es que cantidad de pensamiento no es sinónimo de calidad. Podemos pensar mucho y en forma improductiva. A eso le llamamos rumiar, como las vacas cuando mastican pasto, y mastican, y mastican, y mastican…
Pensar es importante, claro. Pensar con calidad también es importante. Pero pensar en cantidad no siempre es saludable. No aprendimos a acallar esas “voces” cuando parlotean como loros. Y creemos que el pensamiento es sinónimo de verdad. No! El pensamiento es solo un pensamiento! Que generalmente se lo asocia a algún juicio de valor y que va a influir directamente sobre mis emociones y mi cuerpo.
Vivimos desconectados del silencio interior. El silencio interior es ese que me hace escuchar o sentir mi respiración ahora. El ruido de los pensamientos me desconecta de ese momento íntimo, de ese estar aquí y ahora con mi silencio interior. Y los acontecimientos externos contribuyen a que la distracción aumente. Entonces qué puedo hacer?
Querés probar? Respirá…. prestá atención plena a tu respiración ahora. Entra el aire y sale el aire… Hacelo 3 veces… te espero.
Mientras eras consciente de esa entrada y salida de aire estabas en contacto con tu silencio interior. Esos segundos, aunque te parezcan poco, es muchísimo si nunca lo has hecho. Instantes de plena atención, de puro presente. Qué poco tiempo nos dedicamos a estar adentro nuestro, no?
No es necesario estar en ninguna postura especial, ni en ambiente silencioso, ni aislados. Allí donde estás, prestá atención a 3 respiraciones, a cada rato. Y si aparecen pensamientos dejalos que pasen de largo sin juzgarlos. Siempre van a estar allí y pasarán a distraerte. Son solo pensamientos. Pero podés volver a respirar, y volvés a tomar contacto con tu interior.
Así podemos comenzar a practicar Mindfulness, con este acto de amor, como dice Jon Kabat-Zinn (creador de esta técnica). Un acto de amor para con nosotros mismos, el permanecer el mayor tiempo que se pueda adentro de uno, con la respiración como una caricia amable a nuestro cuerpo y nuestra mente.