Hemos visto en el artículo anterior los SESGOS COGNITIVOS que se pueden producir principalmente en investigaciones y en la formación de algunas creencias y que llevan a conclusiones muchas veces erróneas.
Recordamos que los SESGOS COGNITIVOS son fenómenos psicológicos, alteraciones en nuestro pensamiento, por lo general involuntarias, generalizadas e inconscientes que utilizamos al interpretar la información y que nos condicionan al intentar analizar la realidad.
Algunos sesgos en la toma de decisiones y predisposiciones conductuales:
Analizamos ahora los sesgos cognitivos que pueden afectar en la toma de decisiones tanto laborales, empresariales o de nuestra vida cotidiana:
– Anclaje: es la tendencia a depender demasiado o “anclarse” en un rasgo o parte de la información cuando se toman decisiones.
– Aversión a la pérdida (endowment effect): es la tendencia a preferir evitar las pérdidas por sobre la posibilidad de adquirir ganancias.
– Descuento hiperbólico: dadas dos recompensas similares, las personas muestran mayor preferencia por aquella que llegue más pronto (sin tiempo de espera).
– Efecto Bandwagon o efecto de arrastre: es la tendencia a creer en algo porque muchas personas lo creen. Relacionado con el pensamiento de grupo o comportamiento gregario.
– Efecto denominación: es la tendencia a gastar más dinero cuando está denominado en pequeñas cantidades (por ejemplo en monedas) más que en grandes (por ejemplo billetes).
– Ilusión de control: es la tendencia a sobreestimar el grado de influencia sobre los eventos externos.
– Sesgo de atención: es la tendencia a que los estímulos emocionalmente relevantes en el propio entorno mantengan o limiten la atención de forma preferencial.
– Sesgo de confirmación: es la tendencia de las personas a favorecer la información que confirme sus propios presupuestos o hipótesis sin importar si la información es verdadera.
– Sesgo de impacto: es la tendencia a sobrevalorar la duración e intensidad de los futuros estados emocionales basándose en experiencias previas.
– Sesgo de punto ciego: es la tendencia a no darse cuenta de los propios prejuicios cognitivos o a verse a sí mismo como menos sesgado que los demás.
– Sesgo retrospectivo: tendencia a recordar las decisiones propias como mejores de lo que realmente fueron.
– Prejuicio de desconfirmación: es la tendencia a realizar un crítico escrutinio de la información cuando contradice sus propias creencias y aceptar sin criterio aquella información que es congruente con sus propias creencias.
– Percepción selectiva: tendencia en la cual las ansias, esperanzas o ilusiones afectan la percepción.
– Efecto de falso consenso: tendencia a juzgar que los propios hábitos, valores y creencias están más extendidas entre otras personas de lo que realmente están, ya sea por motivación, sesgo de confirmación o percepción selectiva.
– Deformación profesional: es la tendencia a mirar las cosas de acuerdo con las convenciones o prisma de nuestra propia profesión, olvidando cualquier otro punto de vista más amplio.
– Sesgo por resultados: tendencia a juzgar una decisión por el resultado final, en lugar de juzgarla por la calidad o acierto de la decisión cuando fue realizada.
– Prejuicio de status quo: tendencia a valorar o apreciar en mayor medida las cosas que permanecen estables.
– Efecto de Von Restorff: tendencia del individuo a situarse en un modo de queja continua, para que sea recordado más y mejor que el resto.
– Efecto Keinshorm: predisposición a contradecir las ideas o formulaciones que otra persona juzga con la cual no simpatiza.
– Efecto de percepción ambiental: se ha demostrado que el ambiente produce una gran influencia en el comportamiento de los individuos. Más allá de los genes y la educación, las personas tienden a variar su comportamiento en función de cómo perciben su entorno. En un ambiente caótico, deterioro y suciedad, las personas tienden a ser más incívicas, más caóticas, incluso a cometer más acciones vandálicas o delictivas.
CONTINUARÁ