Informe sobre psicopatía- Primera parte Las 10 luces rojas de los psicópatas

Informe sobre psicopatía- Primera parte

Las 10 luces rojas de los psicópatas

En el consultorio:
 
– ¿Soy psicópata? Él siempre me dijo que yo era la culpable de todo, de provocar problemas, de volverlo loco, de estar siempre controlando todo lo que hace, de ser una celosa y desconfiada, una inútil, de querer que las cosas se hagan como yo quiero…me dice que lo psicopateo, que lo manipulo…pero trato de explicarle que yo no quiero hacerle daño!! No quiero que se enoje y trato de no molestarlo con mis cosas, pero siempre termino haciendo todo mal. Quizás tenga razón y sea una psicópata!!

 
El/la psicópata es un tipo de personalidad especial. La psicopatía no es una enfermedad mental: tienen perfecta conciencia de sus actos (son imputables ante la ley). En una época se llamaba psicópatas a los delincuentes o asesinos. Ahora sabemos que la psicopatía aparece en nuestra vida cotidiana en los llamados “psicópatas integrados”, personas que pueden formar parte de nuestra familia, de nuestros amigos y conocidos, en el trabajo o en los artistas y políticos.
No todo psicópata es delincuente o asesino. Y no todo asesino es psicópata. Pero sí todos tienen un patrón de comportamiento similar (“de manual” como solemos decir), que es necesario conocer para no caer en sus redes y prevenir daños, materiales, psíquicos y emocionales.
 
Características comunes:
 
* manipulación
* narcisismo (delirios de grandeza)
* perversión (moral y/o sexual)
* mecanismos de proyección
* pensamiento de “tinte” paranoide
* mecanismos de descalificación
* triangulación con terceros (no solo de palabra sino también en actos, promiscuidad sexual)
* cosificación
* mentiras
* verborrea para lavado de cerebro
* actuación
* ausencia de buenas emociones con predominio de la envidia
* ambición de poder
* falta de empatia
* egocentrismo
* victimización
* baja tolerancia a la frustración y responde con agresión y amenazas
* fuerte resistencia física
 
A través de su gran verborrea inocula miedo en sus víctimas y termina confundiéndolas. Algunas veces también logra confundir a los psicólogos y psiquiatras, dado que su discurso es tan convincente que consigue hacerles creer que son las víctimas.
 
Hablamos aquí de “el psicópata” porque en un mayor porcentaje son hombres y las víctimas las mujeres. Pero muchos quedarían muy asombrados al conocer la cantidad de mujeres psicópatas que hay, quizás más mimetizadas y disfrazadas que los hombres. Y sucede que los hombres- víctimas no se animan a hablar o denunciar por miedo a que los llamen “cobardes” o no les crean, por lo que hay menos casos registrados.
 
Las 10 luces rojas de los psicópatas
 
1) El psicópata nunca va a permanecer en una terapia, porque no considera que tenga algo que modificar. Si va es porque el terapeuta de su pareja lo cita, entonces se victimizará y hará pasar por loca o psicópata a la paciente (mecanismo perverso que llaman gaslighting).
 
2) Sin culpa: Jamás reconocen sus errores (Mecanismos de proyección y narcisismo). Siempre la culpa es de los otros, que quieren hacerle daño (pensamiento de “tinte” paranoide). Su gran verborrea y su impresionante show de victimización, impacta y convence a muchos de que son héroes, grandes personas.
 
3) La seducción: Logran “hipnotizar” a sus víctimas y seguidores con sus larguísimos discursos, regalos y halagos, sobre todo en los primeros tiempos. Algunos no les cuestionan nada y le siguen creyendo porque les promete “zanahorias”, restos de nada que al psicópata le sobra, pero lo “vende” como si hiciera favores grandiosos a los otros. Y otros se cansan de escucharlos y de sus falsas promesas, pero el miedo les impide enfrentarlos o cortarles el discurso. (Mecanismo de lavado de cerebro).
 
4) Cuando se sienten atacados o descubiertos, refuerzan y mejoran su estrategia, victimizándose aún más y echándole más culpas a todos, amenazándolos, volviéndose agresivos y hasta violentos. Si por casualidad llegaran a decir “yo no soy perfecto, también cometo errores” es solo una frase hueca, una mentira actuada para obtener credibilidad y disimular su grandiosa soberbia.
 
5) La primitiva supervivencia: Su única intención es la propia supervivencia, y en eso “van por todo”. Todo está pensando para su propio beneficio (ambición de poder y dinero fundamentalmente), y para lograrlo serán capaces de mentir, estafar, atacar, manipular y actuar sin ningún remordimiento. Usarán a los otros (cosificación) para obtener sus objetivos y delegarán en otros para hacer lo que los comprometa o exponga demasiado, actuando siempre en la oscuridad.
6) La decepción: Todos, tarde o temprano, terminan decepcionando. ¿Por qué? Porque las personas comienzan a darse cuenta de sus estrategias perversas y manipuladoras y «se les cae la careta». Puede ser que las víctimas demoren en darse cuenta y dependerá de varias variables.
 
7) Con quienes hacen alianza: Los psicópatas hacen alianzas con otros de su misma condición, porque solo se pueden entender con otros que no tengan sentimientos, y con ellos pueden hacer “negocios”.
 
8) Perversión: Todo psicópata es un perverso moral. En la psiquiatría clásica (Freud incluido), la perversión estaba referida exclusivamente a lo sexual.
La palabra Perversión deriva del latín pervert?re que significa volcar, invertir o dar vuelta. Lo que da vuelta el perverso es al código moral de los otros. Y lo hace con total conocimiento, porque él se manejará con sus propios códigos, disfrutando del temor o desconcierto que pueda producir en sus víctimas el manejarse con otros códigos diferentes.
El psicópata es primero un perverso moral, y puede tener a la perversión sexual en forma secundaria.
 
9) Quienes son las víctimas: Eligen a sus víctimas, no son las más débiles como frecuentemente se piensa. Son las personas que más brillan, las que más se destacan por algo (belleza, contactos, habilidades de comunicación, serviciales, dinero, etc.). Las usarán, las exprimirán, pero jamás les reconocerán sus méritos. Por el contrario, las descalifican y humillan, muchas veces en público. Una característica común es el etiquetado de todos: los demás son la loca, el inútil, el inservible, la gorda, la fea, etc. Para reforzar esta descalificación suelen triangular: “Mis ex me trataban mejor que vos y me siguen buscando”, o “Varias personas me preguntaron qué hago con una mujer como vos, con lo inútil que sos”. De esta manera marcan su superioridad, creen que los demás deben atenderlos y servirles, y van encerrando y aislando a sus víctimas, socavándoles gota a gota su autoestima para destruirla. (Indefensión aprendida)
 
10) La disonancia cognitiva: Nada hay que creerle a los psicópatas, la capacidad para hacer daño es muy grande. Las víctimas no se dan cuenta al principio que esa persona es un “depredador psíquico y emocional”, un gran estafador, porque tan grande es su capacidad de seducción que las ha anclado pero que intentará destruirlas movidos por la única emoción primitiva que les funciona a la perfección: la envidia.
 
Cuando su comportamiento comienza a “hacerles ruido” a las víctimas, porque comienzan las agresiones, las humillaciones y aumentan los momentos de tensión y peleas, lo mejor es pedir ayuda, confrontar lo que se ve con lo que otras personas ven. Comienza el proceso llamado disonancia cognitiva en las víctimas, que será el camino a su liberación siempre y cuando acepte ayuda. Generalmente la víctima tiene un umbral de tolerancia muy alto, al punto de ser insalubre para ella misma, que junto con el miedo y la creencia de que no tendrá capacidad de salir de allí (creencia que el psicópata le inculcó) y que ha debilitado su autoestima, hacen que la víctima recaiga varias veces, volviendo con el psicópata y justificándolo.
 
No debemos olvidarnos que el primer objetivo del psicópata es anclar a su víctima (hacerla enamorar e inocularle el miedo al abandono, hacerle creer que es necesario e indispensable para su vida, mostrarse como único y el mejor, que como él no hay otro mejor en la cama, etc.). Solo anclada podrá aprovecharse de ella y utilizarla. Luego, salir se torna más dificultoso porque la víctima está anclada.
La víctima siempre es víctima, estar en ese lugar no procura ningún placer, por el contrario, es una tortura de la que no se sabe cómo salir. Pero se puede sobrevivir a este tipo de vínculos.
 
Sobre la resiliencia:
 
A los sobrevivientes de vínculos con psicópatas podemos llamarlos resilientes, víctimas que han tenido que atravesar un proceso de transformación y cambio interno, de crecimiento.
No hay resiliencia en los psicópatas, dado que nunca cambian, no consideran que deban tener que cambiar y utilizan toda su vida las mismas estrategias básicas de supervivencia, que van mejorando con conocimiento, pero su estructura de personalidad permanece siempre igual. Son muy resistentes, pero no resilientes.