La forma en que las personas se representan el tiempo en forma espacial depende de cada una y de la cultura incorporada. El tiempo puede representarse tanto en un espacio tridimensional como en un bidimensional. En esta nota se exponen algunos resultados preliminares de una investigación al respecto.
¿Qué ocurre cuando le preguntamos a alguien que señale con la mano dónde ubica su futuro, su pasado o su presente? Tal vez señalaría el futuro extendiendo la mano hacia adelante y arriba, el pasado hacia abajo y atrás, y el presente en su propio cuerpo.
En el año 1968 comencé una investigación piloto de n=40 sobre cómo las personas se representan espacialmente el tiempo y obtuve esa y muchas otras respuestas diferentes. Si bien no seguí adelante con la investigación, fue posible reunir ciertos datos sugestivos como los siguientes:
- a) No encontré ningún caso donde se representase el futuro atrás o el pasado adelante. El dato contrasta con observaciones realizadas en gorilas, que se representan el pasado adelante porque ‘ya lo conocen’ y el futuro detrás de ellos porque ‘lo desconocen’. Si bien esta información fue extraída de la novela “Congo”, tenemos razones para suponer que es auténtica porque Michael Crichton es médico y suele documentarse en textos científicos para componer sus ficciones.
Otras observaciones realizadas por antropólogos revelaron, asimismo, que ciertos indígenas sudamericanos tenían una forma peculiar y colectiva de representación espacial del tiempo. Ellos consideraban, de manera similar a los gorilas, que hacia adelante está el pasado (porque lo conocen), y hacia atrás el futuro (porque no lo conocen).El tiempo va avanzando hacia delante de manera tal que a medida que transcurre, más cosas del futuro van apareciendo en el pasado, y el presente es el lugar donde están detenidos ellos mismos.
- b) En general, cuanto mayor es la edad cronológica de las personas, más hacia arriba se representan el futuro. Por ejemplo, una niña de 9 años se representó el futuro adelante y al nivel de los ojos, un hombre de 46 años se lo representó adelante y hacia arriba, y una mujer de 70 años lo ubicó hacia arriba en vertical (sobre su cabeza). Tales son los resultados de un estudio transversal, pero también podría encararse un estudio longitudinal orientado a establecer si en cada persona va variando su representación espacial del tiempo (RET) con el paso del tiempo.
La RET puede correlacionarse no sólo con la edad sino también con el sexo, la lateralidad (ocular, braquial o crural), la cultura, el nivel de instrucción, el nivel de inteligencia, el tipo de inteligencia, la localización de lesiones cerebrales e, inclusive, los puntos de referencia.
Respecto de esta última cuestión, podría diseñarse un estudio donde a la persona, luego de hacerla cambiar de posición (por ejemplo que deje de mirar hacia el norte y mire hacia el sur), se le pregunta si sigue manteniendo los mismos puntos de vista o no (por ejemplo, si su futuro igual lo sigue viendo hacia adelante o no). Esta última consigna permite averiguar si la persona utiliza puntos de referencia externos o internos a ella.
- c) Dos gemelas univitelinas de 14 años que fueron educadas con la misma familia y en los mismos colegios se representaron el pasado, el presente y el futuro exactamente en la misma forma. Una investigación pendiente podría comparar resultados en gemelos univitelinos con educaciones diferentes para inferir el grado de influencia de la genética en la RET.
- d) Algunas veces el interrogado hizo comentarios espontáneos sugerentes. Por ejemplo, una mujer de 41 años dijo que se representaba el futuro hacia adelante, hacia arriba y hacia la izquierda, agregando enseguida: «hacia el lado del corazón».
- e) En algunas pocas ocasiones, el sujeto no pudo ubicar el tiempo presente en el espacio. Por ejemplo, una mujer de 29 años no pudo indicar donde se representaba el presente: «No puedo ubicarlo: sólo sé que está unido tanto al pasado como al futuro». Otra mujer, de 64 años, dijo: «No puedo ubicarlo. El presente está detenido».
- f) En un solo caso, el sujeto hizo depender su representación del tiempo de su estado de ánimo. Al preguntársele donde ubicaba su presente, una mujer de 46 contestó: «Cuando tengo bronca, estoy confundida o tengo ‘pensamientos oscuros’ veo el presente como un círculo horizontal inmediatamente por delante mío. En caso contrario, lo veo como un círculo elevado en diagonal hacia adelante».
La fenomenología categorial de Minkovski indaga precisamente como las personas vivencian el espacio, el tiempo y otras categorías en diferentes situaciones y patologías.
La investigación piloto presentada se refiere a la representación del tiempo en un espacio tridimensional, pero también existen los recursos bidimensionales donde el tiempo se representa en un plano. Citemos al respecto tres ejemplos.
- a) En los tests proyectivos, como por ejemplo el dibujo de la persona humana, se considera que un dibujo trazado hacia la izquierda revela un interés o preocupación de la persona por el pasado, y dibujado hacia la derecha, por el futuro.
- b) Cuando los niños y algunos pintores primitivos intentan representar acontecimientos sucesivos en el tiempo, lo hacen en un único dibujo. Por ejemplo: una montaña con cinco o seis hombres en diferentes lugares de la misma representan un mismo hombre en posiciones temporalmente sucesivas cuando escala la montaña (Piaget e Inhelder, 1978:71/72).
- c) Si consideramos a la escena onírica como bidimensional (como una ‘fotografía’ o una ‘película’), ¿cómo se representa el tiempo? Freud había sostenido que el tiempo en un sueño se representa espacialmente. Por ejemplo, para representar un acontecimiento que se repitió varias veces en el tiempo, en el sueño aparece reproducido espacial o visualmente también varias veces (Freud, 1900).
Como puede apreciarse la representación espacial del tiempo es un hecho indudable, pero, ¿existe la representación temporal del espacio? Si alguien intentara una labor semejante quizás ubicaría más lejos del presente los objetos situados espacialmente más lejos. No parece que esto sea posible de encontrar en ninguna persona, lo que parecería avalar la hipótesis según la cual el espacio es un organizador de la vida psíquica más primario y arcaico que el tiempo.
(Extraido de Cazau Pablo, “La representación espacial del tiempo”)