Por Pablo Cazau
Mientras la salud física se refiere al estado de nuestro cuerpo, el bienestar subjetivo se refiere al estado de nuestra mente. “Bienestar subjetivo” es el nombre que suelen darles los científicos a la felicidad.
El sentido común sugiere que un cuerpo sano nos hace más felices, y que la felicidad influye sobre nuestra salud corporal. En líneas generales podemos admitir que esto es cierto, pero la relación entre salud corporal y felicidad tiene sus complejidades y sus perplejidades.
Wuyou Sui y Harry Prapavessis, dos investigadores canadienses, han comprobado que las cosas no son tan simples: hay personas físicamente enfermas pero felices, y hay infelices sanos. Es por esto que la salud integral requiere ver cómo anda nuestro cuerpo pero también nuestra mente.
Sus investigaciones se han centrado en un hábito muy común en diversos lugares del mundo: estar sentado.
Por empezar está claro que hay una estrecha relación entre la salud física y el comportamiento sedentario: no hacer ejercicio influye decisivamente en nuestro cuerpo, generando enfermedades.
Pero, ¿qué relación hay entre ese bienestar subjetivo llamado felicidad y el sedentarismo? Al respecto, Sui y Prapavessis en un trabajo de revisión de investigaciones, han reportado tres hallazgos significativos:
1) Las personas con hábitos sedentarios son menos felices que las que se mueven más.
2) El bienestar subjetivo es mayor en quienes están sentados pero realizan actividades como socializar, tocar un instrumento o leer, que en quienes están sentados frente a una pantalla.
3) Las personas que se perciben a sí mismas como más sedentarias de lo habitual reportaron un bienestar subjetivo más pobre.
Los investigadores concluyen que aunque no podamos eliminar el tiempo que pasamos sentados, todos podemos darnos cuenta de cuánto podemos reducirlo y dónde hacerlo (pantalla, socializar, etcétera) para estar más saludables y sentirnos mejor.