Uno de los factores de resiliencia (llamados también factores de protección), es la creatividad. Pero para poder crear un nuevo orden después de un hecho adverso, necesitamos considerar primero la aceptación: saber con qué cuento, qué quedó.
Para trabajar con nuestra aceptación muchas veces es necesario trabajar internamente con la tristeza y el dolor.
«Pudimos haber vivido fuertes situaciones de pérdida, de abusos de todo tipo, de abandono, de impotencia. Todas situaciones que nos han producido inmenso dolor. Quizás hemos recibido ayudas o quizás hemos tenido que atravesar esos momentos en la más absoluta soledad.
Pero justamente quienes hayan llegado a esa dolorosa profundidad es que pueden reconocer qué significa salir a la superficie. La tristeza es una emoción que nos mantiene en el dolor. Pero no podemos evitarla, ni debemos hacerlo. Como lo hemos visto al hablar de emociones, ellas están en determinado momento para cumplir con su función adaptativa.
La función de la tristeza es la de aislarnos, apartarnos del ruido y de los otros para poder estar en contacto con el propio interior. Estando en contacto con el interior y con la propia tristeza es la mejor forma que encuentra nuestra psiquis de recuperarse, de sanarse. ¿De qué manera? Aceptando y reconociendo ese dolor dentro de lo que es mi vida, moviendo escalas de valores, repercutiendo de tal manera que al salir, poco a poco, lo haré en forma diferente. Ya no seré la misma persona. Hay un antes y un después del hecho.
Este proceso es liberador, destraba las emociones. Las pone sobre la mesa para su reconocimiento y de esta manera tengo la posibilidad de re-encontrarme para recrear-me.
Este proceso se acompaña de aceptación y de ausencia de juicios de valor. Los juicios de valor y las críticas solo demoran, no aportan al crecimiento. Y los propios juicios de valor y la autocrítica generalmente son más feroces e invalidantes que los ajenos.
Tenemos que recordar que todos hacemos lo mejor que podemos en todas las circunstancias. Utilizamos los recursos que tenemos en esos momentos. Quizás sean pocos o muchos, pero son los que hay. Por lo tanto no podemos juzgarnos.
Esto no implica justificarnos. El proceso de transformación me traerá la posibilidad de evaluar lo vivido con el fin de aprender, de cambiar, de no repetir.
Tenemos que ser capaces de perdonarnos. Perdonar es aceptar, sin juzgar, que las cosas resultaron así y que no pudo ser de otra manera.»
“Cuando conocemos la tragedia real en la vida, podemos reaccionar de dos formas- perdiendo la esperanza y cayendo en hábitos autodestructivos o usando el desafío y encontrando nuestra fortaleza interna.” Dalai Lama
De «Flores de Plástico en un Frasco de Mayonesa- El re encuentro- Sobre Resiliencia» de Margarita Rodríguez Suárez (páginas 127/128)