Cómo tomamos nuestras decisiones

Tanto si se trata de decisiones cotidianas (“iré en colectivo”) como de otras más trascendentales (“me casaré”), la neuropsicología parece haber demostrado que tomamos nuestras decisiones antes incluso de habernos enterado de nuestra elección.

Las imágenes escaneadas del encéfalo parecen indicar que nuestro cerebro toma decisiones sin consultarnos, y luego de segundos o hasta milisegundos se toma la molestia de avisarnos.

Desde ya, siempre somos nosotros quienes tomamos nuestras decisiones, sólo que en un primer momento lo hacemos a un nivel inconciente y en un segundo momento se hacen concientes. Como desconocemos esas actividades inconcientes, tendemos a creer que la decisión se toma en el momento mismo de hacerla conciente.

El cerebro es nuestra poderosa “máquina” de procesamiento de la información, pero no es perfecta. El proceso de toma de decisiones puede desembocar en al menos dos problemas: a) tomar la decisión equivocada, y b) no poder tomar nunca una decisión, con lo cual la persona vive en una duda permanente como las que podemos ver en las neurosis obsesivas. Por ejemplo, un obsesivo por la limpieza nunca puede decidir que algo está totalmente limpio, con lo cual siempre seguirá limpiando y limpiando, convirtiendo su incapacidad en un síntoma.

PC

El cerebro humano sigue siendo primitivo

En las épocas primordiales del hombre primitivo los peligros que lo acechaban eran bastante más frecuentes y cotidianos y, consecuentemente, el cerebro estaba muy sensibilizado para detectarlos y reaccionar a ellos.

Hoy en día muchos de aquellos peligros ya no son tan habituales y amenazantes, pero el cerebro sigue funcionando como en aquel entonces. Es decir, sigue identificando peligros allí donde ya no existen más. Veamos algunos ejemplos.

a) Hay quienes sienten una sensación muy desagradable cuando escuchan que alguien arrastra las uñas sobre una superficie como una piedra.. Si bien es hoy algo ridículo, en aquel entonces era una advertencia sobre un animal que arrastraba sus uñas sobre la entrada de la cueva.

b) Hoy el vértigo es una sensación ridícula que hemos heredado de nuestros antepasados, para quienes el vértigo era muy útil porque advertía sobre peligros reales de caídas en las montañas y otros lugares de gran altura.

c) Usted está en su casa donde viven solamente usted y su cónyuge. Sin embargo, se asusta terriblemente cuando su cónyuge se le acerca por detrás silenciosamente y usted lo advierte. Hoy es una reacción ridícula, pero ayer fue una reacción adaptativa frente a peligros cotidianos, por ejemplo durante una cacería.

d) Conocí una persona que cuando atravesaba una situación de estrés, sentía que el tiempo transcurría más lentamente y experimentaba los sucesos como si fueran en cámara lenta. Esto fue muy útil cuando el organismo debía ponerse en alerta ante peligros serios porque de esa manera podía reaccionar mucho más rápidamente. Por ejemplo, podía huir más rápido si veía a un tigre moverse más despacio.

e) Ciertos pensamientos negativos catastróficos que nos advierten de peligros imaginarios hoy son ridículos, pero no lo eran en aquel entonces cuando los peligros reales eran mucho más frecuentes.

Pablo Cazau. Mayo 2018,

El cerebro humano es adaptativo

Esto significa que es capaz de satisfacer sus necesidades inmediatas a los fines de la supervivencia. Tiempo atrás, investigadores estadounidenses realizaron el siguiente experimento sobre dos grupos diferentes de personas. A ambos se les hizo la misma pregunta: “Si el día de mañana te encontraras perdido en un bosque, ¿qué preferirías encontrar, comida o bebida?”. Los participantes debían elegir una u otra alternativa, pero no ambas.

En el primer grupo, conformado por personas tomadas al azar, las respuestas más frecuentes fueron “comida”. En el segundo grupo, integrado por personas que acababan de hacer un extenuante ejercicio físico en un gimnasio, las respuestas más frecuentes fueron “bebida”. La conclusión que sacaron los investigadores de este y otros experimentos fue que existe una tendencia del ser humano a organizar su vida futura en función de las necesidades actuales, cuando bien puede ocurrir que en un futuro las necesidades pueden cambiar.

Independientemente de ello, podría formularse también una hipótesis: es probable que la mayoría de respuestas “comida” del primer grupo se deban a que la gente considera que la comida es económicamente más valiosa que la bebida. Sin embargo, en términos de supervivencia es más valiosa el agua que la comida: la deshidratación llega más rápido que la desnutrición, sobre todo si el alimento sólido tiene poco contenido de agua.

Pablo Cazau. Diciembre 2012.