Una creencia disfuncional es una creencia que influye sobre la forma de sentir y actuar de manera tal que se constituye en una fuente de infelicidad, malestar o insatisfacción permanente para el mismo sujeto o para quienes le rodean. Tal es la forma en que la psicología cognitiva suele entender el trastorno mental. Por ejemplo, «nadie puede amarme» (creencia) hará que evitemos sentir amor por otros porque siempre seremos traicionados, que nos aislemos de los demás o que desconfiemos de una caricia rechazándola. De la misma forma, la creencia «estoy gorda» hará que la persona no coma y corra el riesgo de convertirse en anoréxica. O también, «a mí no puede pasarme nada malo» podrá desencadenar un episodio maníaco que puede poner el peligro la vida o el patrimonio de una persona.
Las creencias funcionales, en cambio, son fuentes de satisfacción o bienestar permanente para el mismo sujeto y para quienes lo rodean. No son necesariamente verdaderas en el sentido empírico (o sea, que se ajusten a la realidad): una creencia funcional puede fundarse en el criterio de la autoridad, como “Dios me ayudará en este trance”.
Las creencias disfuncionales pueden agruparse a partir de ciertas características, como por ejemplo las siguientes: a) Maniqueísmo.- Las cosas son blancas o negras, sin términos medios (“este tipo es malo por donde lo mires, y no tiene nada rescatable”, “este tipo es maravilloso, no tiene defectos”, o “si no me sale perfecto, ni lo intento”). b) Sobregeneralización.- Generalización exagerada, carente de fundamento (“todas las mujeres son traicioneras”, “nadie me puede ayudar”). c) Catastrofismo.- Tendencia a pensar siempre lo peor (“me duele la cabeza: debo tener una enfermedad incurable”). d) Autoimagen distorsionada.- Creencia según la cual uno mismo se considera más capaz o valioso de lo que es, o menos capaz o valioso de lo que es (“todo lo que hago me sale mal”, o “nunca me equivoco”). e) Predestinación.- Creencia según la cual nada puede cambiarse en este mundo (incluyendo las propias creencias) y por lo tanto cualquier esfuerzo por hacerlo carece de sentido (“no puedo cambiar”). f) Atribución externa.- Creencia según la cual las cosas suceden por causas externas cuando en rigor suceden por causas internas (“soy agresivo porque los demás me obligan a serlo”). g) Pensamiento mágico.- Creencia que ciertos pensamientos o acciones producen determinados efectos cuando no hay pruebas objetivas de ello (“si cruzo los dedos ganará mi equipo de fútbol”, o “si me porto bien seré recompensado”).
Extraído de Cazau P (2014) La psicología cognitiva.