Qué son las fantasías

Una fantasía es un complejo de representaciones visuales creadas como un relato. Ejemplo: “me imagino en mi primer día de trabajo y a mis nuevos compañeros recibiéndome afectuosamente”. Cuando las personas fantasean algunas veces se refieren a su propia actividad de fantasear como ‘ratonearse’ o ‘hacerse la película’.

La fantasía es: a) visual, porque la escena fantaseada asume la forma de imágenes que se “ven” interiormente; b) creativa, porque representa algo que nunca existió en la realidad: de otra manera sería un recuerdo; c) tiene un guión, es decir, describe una serie de acciones sucesivas realizadas por una o más personas, como si fuera una obra de teatro. Imaginarse un hombre no es una fantasía, pero sí lo es imaginarse al hombre haciendo algo: caminando, riendo, etcétera. Algunas de las personas tienen un rol activo porque ejecutan las acciones (los compañeros que se muestran amables) y otras un rol pasivo porque reciben la acción (recibo el afecto de mis compañeros). En las fantasías de seducción, uno seduce y otro es seducido, y en las fantasías masoquistas uno golpea y otro es golpeado sintiendo placer en ello. El sujeto que fantasea puede ser uno de los protagonistas, pero también puede ser un mero espectador: “imagino a mi amigo en su primer día de trabajo y a sus nuevos compañeros recibiéndolo afectuosamente”. Claro está que en una fantasía el sujeto fantaseante puede funcionar sucesivamente con ambos roles: “imagino que los vecinos están peleándose y luego yo intervengo para calmarlos”. Hay guiones muy simples y otros más intrincados donde aparecen con mayor claridad un comienzo, un desarrollo y algún desenlace. El guión puede referirse a una situación deseada (erótica o no), a una situación temida, etcétera, es decir, tiene un contenido; y d) surge a partir de un factor desencadenante, es decir, no aparece por azar sino cuando se cumplen determinadas condiciones. Una mirada puede engendrar una fantasía erótica, y una discusión una fantasía destructiva.

Las fantasías pueden ser clasificadas de acuerdo con diferentes criterios, algunos de los cuales reconocen su origen en el psicoanálisis.

1) Las fantasías pueden ser espontáneas o inducidas. Llamamos fantasías inducidas a aquellas que son sugeridas u ordenadas por otra persona en el marco de cierta actividad pautada, como puede serlo un tratamiento psicoterapéutico que utilice la técnica del sueño despierto, donde al paciente se lo invita a crear imágenes visuales con un argumento. En cambio, las fantasías espontáneas surgen en la vida cotidiana fuera de contextos pautados.

2) Las fantasías pueden ser diurnas y oníricas. Unas se producen en estado de vigilia –los ensueños diurnos-, y otras mientras el sujeto duerme, por lo que las fantasías de este último tipo equivalen a los sueños. Debido a que durante la vigilia el proceso secundario ejerce un mayor control sobre el proceso primario, las fantasías diurnas suelen estar más organizadas. Tanto los ensueños diurnos como los sueños constituyen fantasías concientes, ya que lo que distingue la vigilia del soñar no es esa cualidad: de hecho, cuando uno está soñando está plenamente conciente de ello.

3) Las fantasías pueden ser concientes, preconcientes o inconcientes., tal como lo plantea Freud en un artículo sobre la bisexualidad en la histeria. Las primeras son las que la persona fantasea en un momento dado siendo conciente de ellas; las segundas dejaron de ser concientes pero pueden ser evocadas voluntariamente (“ayer recuerdo haber fantaseado con tal o cual cosa”); las terceras ejercen influencia durante toda la vida pero no pueden ser evocadas porque se mantienen reprimidas, pudiendo expresarse veladamente en un síntoma neurótico o bien surgir durante la cura psicoanalítica, como por ejemplo fantasías donde la persona tiene una relación sexual incestuosa. Hay fantasías inconcientes individuales y propias de cada sujeto, pero otras son universales, a las que Freud designa como protofantasías o fantasías originarias (vida intrauterina, escena originaria, castración, seducción). Estas últimas nunca fueron reprimidas sino que son primordiales: el sujeto ya nace con ellas.

3) De acuerdo al tipo de patología donde aparecen, las fantasías pueden ser delirantes, perversas y neuróticas. Dentro de éstas últimas Freud incluye las fantasías histéricas, que a su vez pueden ser concientes, preconcientes o inconcientes.

4) También las fantasías pueden expresar deseos (por ejemplo fantaseo haciendo el amor con Juana), o expresar temores (por ejemplo la imagen del padre de Juana persiguiéndome con un revólver).

5) Finalmente encontraremos fantasías privadas, semipúblicas o públicas. Las fantasías privadas son íntimas y muy raramente son reveladas a otros porque, por ejemplo producen vergüenza, como ciertas fantasías eróticas. Las fantasías semipúblicas son aquellas que comparten dos o más personas que se conocen entre sí lo suficiente. Por ejemplo una pareja puede compartir una fantasía acerca de cómo crecerá la familia o cómo serán sus hijos. Los grupos humanos también comparten fantasías, conciente o inconcientemente, como por ejemplo que dos de sus miembros, aunque no sea cierto, tienen una relación amorosa y cuando salen a pasear van a tales o cuales lugares. Las fantasías públicas pueden ser compartidas por cualquiera. Suele ocurrir que comienzan siendo privadas, pero luego el escritor les da forma literaria para que sean disfrutadas por cualquier lector. Los mitos urbanos entran también en esta categoría.

Examinemos por último la cuestión de las conexiones de la fantasía con la realidad objetiva y con los deseos.

  1. a) Fantasía y realidad objetiva.- Por definición, la fantasía es una mini historia que nunca ocurrió realmente. Al respecto, la persona que fantasea: a) puede entender que su fantasía no es algo real, lo cual resulta normal en tanto puede diferenciar la realidad de la fantasía; b) puede creerse su propia fantasía suponiéndola real, como en el caso de las fantasías delirantes (“el FBI y la CIA me persiguen constantemente”). Fuera de estos casos graves de paranoia, Freud había advertido que muchas personas normales o neuróticas consideran como reales algunos episodios de la infancia, cuando en realidad fueron fantaseados; y c) puede creer “a medias” en la realidad de su fantasía, de manera que por momentos se convence que es real y por momentos que no lo es. Hay personas que consideran que su vida no es o no fue lo suficientemente interesante, y creen por momentos haber vivido episodios donde aparecen pletóricos de felicidad. Se trata de los recuerdos delirantes, es decir, que tienen la apariencia de recuerdos pero que no lo son porque los eventos recordados jamás ocurrieron.

Otras fantasías simplemente sirven para dar una explicación de hechos enigmáticos de la realidad objetiva: la fantasía de la escena primaria (el coito de los padres) intenta por ejemplo explicar de dónde vienen las personas, y la fantasía de la castración da una respuesta a porqué hay dos sexos. En un sentido amplio hay también fantasías científicas, como el relato de la formación del universo.

  1. b) Fantasía y deseo.- Cierta clase de fantasías son bastante repetitivas porque el sujeto encuentra mucho placer en recrearlas. Suelen llamarse fantasías dominantes porque tienen mayor poder que las demás, tanto que la persona puede no conformarse simplemente con fantasear e intenta hacerlas realidad: la fantasía se ha convertido en un deseo. Una fantasía amorosa se intenta llevar a la realidad seduciendo a la persona amada, una fantasía de autorrealización puede llevar a la persona a iniciar estudios académicos, o una fantasía destructiva se torna real cuando la persona, por ejemplo, se convierte en un asesino serial o, en caso menos extremos, cuando la persona busca perjudicar a otra en su trabajo o su familia. Ciertas otras fantasías se realizan en forma disfrazada o velada para ocultar deseos incestuosos, generando un síntoma neurótico.

Extraído de Cazau P «El territorio de la psicología»