Una investigación llevada a cabo por científicos de la Universidad de Valencia determina que cuando tenemos ira nuestra frecuencia cardíaca aumenta, lo mismo nuestra presión y la producción de testosterona, a la vez que se activa el hemisferio cerebral izquierdo y disminuye el cortisol.
Además de conocer qué se produce en nuestro organismo cuando estamos enojados, sería interesante pensar acerca de la causa de nuestra ira y cuál es la mejor manera de calmar esta emoción, quitarle intensidad o que no se produzca demasiado seguido este torbellino dañino en nuestro organismo.