La salud integral

Considero que la salud integral comprende cuatro aspectos básicos: la salud física, la salud mental, la salud social y la salud ambiental.

En nuestra sociedad, estos aspectos no se toman en cuenta en la práctica, como puede ilustrarlo la actitud de dos pilares fundamentales de la atención de la salud: los médicos y los psicólogos. Veamos.

El médico no pregunta si el paciente disfruta de un bienestar subjetivo o se siente capaz de enfrentar dificultades. La salud mental es algo que no aprendió en la carrera. El psicólogo no pregunta si el paciente se alimenta bien y hace ejercicio físico. La salud física es algo que tampoco vio en su carrera.

Tampoco se ocupan mayormente de la salud social porque no preguntan por sus redes de contención emocional ni de los problemas de dinero, de seguridad o de educación que hay en el país donde viven. Tampoco se preocupan del aire que respiran ni los ruidos cotidianos que padecen porque la salud ambiental parece no ser importante.

Sin embargo, el médico debiera saber que la salud mental, la social y la ambiental son también parte del problema, y consiguientemente también parte de la solución. Y lo mismo el psicólogo respecto de la salud física, la social y la ambiental.

No se trata de que el médico sea también psicólogo, ni el psicólogo también sea médico. Solamente hace falta que tomen conciencia de la salud integral y alguna vez el psicólogo pregunte por la alimentación de su paciente y el médico por su estado de felicidad interior.

Pablo Cazau

¿Las personas sentadas son más felices?

Por Pablo Cazau

Mientras la salud física se refiere al estado de nuestro cuerpo, el bienestar subjetivo se refiere al estado de nuestra mente. “Bienestar subjetivo” es el nombre que suelen darles los científicos a la felicidad.

El sentido común sugiere que un cuerpo sano nos hace más felices, y que la felicidad influye sobre nuestra salud corporal. En líneas generales podemos admitir que esto es cierto, pero la relación entre salud corporal y felicidad tiene sus complejidades y sus perplejidades.

Wuyou Sui y Harry Prapavessis, dos investigadores canadienses, han comprobado que las cosas no son tan simples: hay personas físicamente enfermas pero felices, y hay infelices sanos. Es por esto que la salud integral requiere ver cómo anda nuestro cuerpo pero también nuestra mente.

Sus investigaciones se han centrado en un hábito muy común en diversos lugares del mundo: estar sentado.

Por empezar está claro que hay una estrecha relación entre la salud física y el comportamiento sedentario: no hacer ejercicio influye decisivamente en nuestro cuerpo, generando enfermedades.

Pero, ¿qué relación hay entre ese bienestar subjetivo llamado felicidad y el sedentarismo? Al respecto, Sui y Prapavessis en un trabajo de revisión de investigaciones, han reportado tres hallazgos significativos:

1) Las personas con hábitos sedentarios son menos felices que las que se mueven más.

2) El bienestar subjetivo es mayor en quienes están sentados pero realizan actividades como socializar, tocar un instrumento o leer, que en quienes están sentados frente a una pantalla.

3) Las personas que se perciben a sí mismas como más sedentarias de lo habitual reportaron un bienestar subjetivo más pobre.

Los investigadores concluyen que aunque no podamos eliminar el tiempo que pasamos sentados, todos podemos darnos cuenta de cuánto podemos reducirlo y dónde hacerlo (pantalla, socializar, etcétera) para estar más saludables y sentirnos mejor.